El Dr. Oscar Duyos es ortopeda con sub-especialidad en cirugía de columna de la Clínica Mayo en Minnesota y se prometió hace 16 años que sólo atendería entre máximo 12 pacientes al día.
Daniela Pinto M
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
En un mundo donde los doctores reciben a más de 40 pacientes al día, el Dr. Oscar Duyos hace la diferencia. Este ortopeda con subespecialidad en cirugía de columna de la Clínica Mayo en Minnesota se prometió hace 16 años que solo atendería entre máximo 12 pacientes o 3 cirugías al día. La razón: mejorar el trato humano con los pacientes.
En entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública (MSP), el doctor Duyos explicó "lo que más me alarmaba y me impresionaba del sistema de salud en muchos lugares, incluyendo EE.UU. y Puerto Rico, es que el trato humano que el médico le da al paciente se ha perdido. Se ha perdido dentro de este sistema que hemos hecho y nos presiona a tener que producir más para poder ganar más”.
Para el ortopeda, que nació en Cuba en 1983 y luego se trasladó a Florida, Estados Unidos, atender a más pacientes no es seguro. Resalta que, entre más tiempo se le dedique al paciente, la calidad de servicio aumenta pues se presentan menos errores, una mejor cirugía y diagnóstico.
Hoy, con 36 años, el Dr. Duyos es el único cirujano de espalda en cirugía robótica de columna en Latinoamérica y el Caribe. Desde hace varios años vive en Puerto Rico, donde realizó su residencia en la Escuela de Medicina de Ponce.
En la isla conoció a su esposa, donde vive con ella y su hija. Precisamente, este doctor, que representa la tercera generación de médicos de su familia, pudo vivir la experiencia de ser familiar de un paciente con cáncer. Su esposa, que es ginecóloga, se diagnosticó a sí misma cáncer de ovarios. A partir de este momento su compromiso con los pacientes se incrementó.
Su lucha con el sistema
El Dr. Duyos concluyó que está feliz con el trato que le da a sus pacientes. “La calidad de servicio es fenomenal por lo menos eso es lo que me dicen ellos. Uno los ve y uno se siente mucho más lleno, mucho más feliz. No hay nada más placer que me da que encontrarme con un expaciente y me diga ‘Doctor, muchas gracias por todo’. Eso para mí es una felicidad tan grande, algo que me llena mucho más allá que cualquier carro bonito o casa bonita”.