Según una evaluación forense, realizada hipotéticamente y traída a la actualidad, la muerte de Jesucristo sería de origen criminal.
Por: María Camila Sánchez
Las autopsias forenses, como es bien sabido, tienen por objetivo esclarecer la causa inmediata y la causa fundamental de la muerte de un individuo y discernir si la misma se trata de un caso criminal, accidental o suicida.
Para esto, se hace un estudio minucioso del cadáver, empezando por la parte exterior, y posteriormente las cavidades y órganos internos del cerebro, el tórax y el abdomen.
Según una publicación de la Universidad de Granada, hipotéticamente, y basada en las Sagradas Escrituras, el examen externo de Jesús evidenciaría un buen estado físico general.
Examen externoEn la cabeza serían evidentes pinchazos, cortes y heridas abiertas ocasionadas por elementos no cortopunzantes en forma de circunferencia que abarcaría la parte superior de la frente hacia la nuca por ambos lados de la cabeza, afectando directamente los huesos parietales, temporal y occipital.
Del mismo modo, serían evidentes heridas profundas en el cuero cabelludo, y alcanzando la superficie ósea. Los pabellones auriculares también están perforados. Las hemorragias resultantes de las múltiples heridas han empapado casi todo el cabello con sangre, formando costras al secarse. Estas lesiones son consistentes con las provocadas por una corona de espinas similar a la descrita en los relatos.
A nivel del tronco, tanto en el pecho, como en la espalda, se aprecian múltiples contusiones en forma de equimosis (manchas amarillentas o negruzcas en la pie), y hematomas (moretones).
Algunas de estas lesiones presentan características longitudinales, sugiriendo la reproducción de objetos utilizados, posiblemente un flagrum (látigo de correas o tiras). La violencia de los golpes y/o su repetición en ciertas áreas ha ocasionado laceraciones, erosiones (rasguños superficiales) y excoriaciones (rasguños profundos que causan sangrado).
En ciertos puntos del cuerpo, las heridas contusas muestran una profundidad significativa, ocasionando un desgarro muscular considerable y hemorragias abundantes, principalmente en la parte posterior del tronco. Destaca una herida incisa profunda en la zona costal derecha, con evidentes signos de hemorragia abundante.
En ambas extremidades superiores, cerca de las manos, en la región carpiana, se observa una herida punzante que atraviesa con bordes contusos y signos de desgarramiento, posiblemente causada por el peso del cuerpo.
En las manos, especialmente en la palma y en la eminencia tenar, se notan erosiones y excoriaciones, indicativas de haberse apoyado en el suelo tras una caída. En las extremidades inferiores, en ambos pies, se observa una herida punzante que atraviesa con bordes contusos. Las rodillas presentan erosiones y excoriaciones, sugiriendo haber sufrido caídas y golpes.
Examen internoEn este punto, se observan signos que sugieren una hipoxia-anoxia (poco suministro de oxígeno en el cerebro), hemorragia masiva y shock hipovolémico (incapacidad del cuerpo de bombear sangre al cuerpo), evidenciado por palidez en mucosas y órganos internos como pulmones, hígado y riñones.
La cantidad limitada de sangre en las cavidades cardiacas y grandes vasos arteriovenosos también es notable. Se detectan signos de asfixia en cerebro y pulmones, indicativos de una agonía prolongada.
Posible origen de la muerte: criminal
Es importante realizar consideraciones médico-legales antes de concluir sobre las circunstancias de la muerte; hasta este punto, no se han descrito lesiones mortales, lo que sugiere que la muerte de Jesús de Nazaret fue el resultado de un proceso agónico.
Desde la noche del jueves 12 hasta su fallecimiento el viernes 13, transcurren 18 horas, durante las cuales no ingirió alimentos ni líquidos desde su detención. Los castigos comenzaron alrededor de las siete de la mañana del viernes y continuaron durante aproximadamente ocho horas.
Las lesiones resultantes de la flagelación, principalmente en el pecho y la espalda, causaron hemorragias acumulativas, aunque no necesariamente profundas, resultando en una pérdida de uno o dos litros de sangre y plasma.
Las lesiones traumáticas en el tórax también provocaron una gran hipovolemia, causando un shock hipovolémico. Los golpes repetidos generaron lesiones similares a las de un síndrome de aplastamiento, liberando sustancias al torrente sanguíneo, como mioglobina, que afecta los procesos renales.
Las heridas en las manos y pies, aunque no fatales, pueden haber contribuido a la pérdida de sangre. Las lesiones producidas por la corona de espinas no parecen haber sido la causa directa de la muerte.
En conclusión, la muerte de Jesús de Nazaret se debió a hipoxia-anoxia cerebral debido a hipovolemia, insuficiencia respiratoria mecánica y cardiaca, siendo el resultado de múltiples heridas inciso-contusas en el tronco.
Causa inmediata de muerte: Hipoxia-anoxia cerebral consecuencia de una hipovolemia post- hemorrágica, de insuficiencia respiratoria mecánica por lesiones en músculos intercostales e insuficiencia cardíaca.
Causa fundamental de la muerte: Múltiples heridas inciso-contusas, equimosis, erosiones y excoriaciones y hematomas en la parte anterior y posterior del tronco.
Fuente consultada aquí.