Investigadores han desarrollado un modelo predictivo para detectar el riesgo de trombo ventricular izquierdo en pacientes con infarto de miocardio agudo. La identificación temprana de este riesgo podría optimizar los recursos médicos y mejorar el seguimiento de los pacientes
Por: Laura Guio
El trombo ventricular izquierdo (TVI) es una complicación que puede ser extremadamente grave y con consecuencias potencialmente fatales para los pacientes que la padecen.
Este tipo de trombo puede desarrollarse en el ventrículo izquierdo del corazón tras un infarto de miocardio agudo, especialmente en aquellos casos con elevación del segmento ST en el electrocardiograma.
Los pacientes que desarrollan este tipo de trombo se enfrentan a un mayor riesgo de sufrir un ictus, y la mortalidad puede ser significativamente elevada, incluso años después de haber experimentado el infarto inicial.
El trombo se forma debido a la alteración de la función del corazón tras un infarto, lo que genera un ambiente propicio para la formación de coágulos sanguíneos en el ventrículo afectado. Esta condición puede tener efectos devastadores a largo plazo, ya que la presencia de trombos puede provocar embolias que se desplazan hacia otras partes del cuerpo, como el cerebro, donde causa ictus.
Avances en la detección y tratamiento del trombo ventricular izquierdo
A pesar de la gravedad de esta complicación, las estrategias emergentes de reperfusión en el manejo del infarto de miocardio agudo con elevación del segmento ST han reducido progresivamente el riesgo de desarrollar trombos ventricular izquierdo.
La reperfusión, que implica restaurar el flujo sanguíneo en las arterias coronarias afectadas, es clave para reducir los daños del infarto y las complicaciones a largo plazo.
Sin embargo, uno de los desafíos más importantes sigue siendo la detección temprana del trombo. En la práctica clínica, la ecocardiografía es la técnica de imagen más comúnmente utilizada, pero su capacidad para detectar trombos es limitada. En muchos casos, la ecocardiografía no es capaz de identificar más del 50 % de los trombos presentes.
Por otro lado, la resonancia magnética cardiaca con secuencias de realce tardío utilizando gadolinio como contraste ha demostrado tener una precisión mucho mayor para detectar trombos en el ventrículo izquierdo.
No obstante, su coste elevado y la disponibilidad limitada en muchos centros hospitalarios hacen que no sea una herramienta de diagnóstico de uso rutinario.
Un modelo predictivo basado en variables accesibles para identificar a los pacientes en riesgo
Con el objetivo de mejorar la detección temprana de los trombos y optimizar los recursos médicos, un grupo de investigadores, ha desarrollado un esquema de actuación basado en factores de riesgo fáciles de acceder durante la estancia hospitalaria.
Este estudio propone un modelo predictivo que utiliza variables clínicas disponibles antes del alta hospitalaria para identificar a los pacientes con mayor riesgo de desarrollar trombos en el ventrículo izquierdo durante los primeros seis meses tras el infarto.
Las variables clave incluyen el tipo de infarto (con elevación del segmento ST), la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, la presencia de ondas Q en el electrocardiograma y el número de derivaciones con elevación del segmento ST residual, entre otras.
Resultados del estudio y categorización de riesgo
El estudio, realizado entre 2009 y 2021, evaluó a 590 pacientes con infarto de miocardio agudo.
Los investigadores analizaron las características clínicas de los pacientes y su historial médico, y les realizaron resonancias magnéticas cardiacas en la fase temprana (una semana después del infarto) y en la fase crónica (seis meses después del infarto).
En total, 43 pacientes (7,3 %) desarrollaron un trombo ventricular izquierdo dentro de los seis meses posteriores al infarto, siendo 36 de ellos diagnosticados en la fase temprana y 7 en la fase crónica.
Al comparar los resultados de la resonancia magnética cardiaca con los obtenidos a través de ecocardiografía, los investigadores encontraron que la ecocardiografía solo detectó el trombo en el 46,5 % de los casos detectados por resonancia magnética.
Esto confirma la superioridad de la resonancia magnética en la detección de trombos en pacientes con infarto de miocardio agudo.
A partir de los datos obtenidos, los investigadores crearon una clasificación de riesgo en cinco categorías, basadas en factores principales como el tipo de infarto y la presencia de ondas Q, y factores secundarios como la fracción de eyección del ventrículo izquierdo y la elevación del segmento ST.
Esta clasificación permite identificar a los pacientes con mayor probabilidad de desarrollar trombos, y se demostró que la mayoría de los trombos detectados (88,4 %) ocurrieron en los pacientes de alto riesgo (Categoría 5).
Los investigadores concluyen que es posible predecir la formación de trombo ventricular izquierdo en los primeros seis meses tras un infarto utilizando variables accesibles antes del alta hospitalaria. Esto permitiría a los médicos priorizar la resonancia magnética y el seguimiento de los pacientes con mayor riesgo, optimizando los recursos y mejorando la detección temprana.
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