La piel sobre las áreas afectadas puede volverse más gruesa, seca, escamosa e incluso pigmentada. En casos graves, pueden formarse úlceras en la piel debido a la mala circulación sanguínea.
Por: Katherine Ardila
La insuficiencia venosa crónica es una condición que puede causar una serie de molestias en las piernas, como malestar, hinchazón, erupciones cutáneas, alteración en la coloración de la piel y la formación de úlceras. Uno de sus subtipos más comunes es el síndrome postrombótico, que se desarrolla como consecuencia de un coágulo de sangre en las venas, conocido como trombosis venosa profunda.
El diagnóstico de estas condiciones se realiza típicamente a través de la ecografía dúplex, una técnica de imagen que permite visualizar el flujo sanguíneo y detectar posibles obstrucciones o anomalías en las venas.
El síndrome postrombótico se puede desarrollar en el 20-50% de las personas con trombosis venosa profunda, por lo general dentro de un periodo de 1 a 2 años.
¿Cuáles son las causas de la insuficiencia venosa crónica?
La insuficiencia venosa crónica se manifiesta cuando factores como el ensanchamiento de las venas de la pierna o el daño a las válvulas venosas interrumpen el flujo sanguíneo normal, aumentando así la presión en las venas y provocando la acumulación de líquido en las piernas, junto con otros síntomas característicos.
Una causa común de insuficiencia venosa crónica es la presencia previa de un coágulo sanguíneo en las piernas, conocido como trombosis venosa profunda. Los coágulos pueden provocar daño en las válvulas venosas debido al tejido cicatricial que se forma, lo que contribuye al desarrollo de la insuficiencia venosa crónica. Además, algunas personas pueden experimentar el síndrome post-trombótico, una forma específica de insuficiencia venosa crónica que se desarrolla como resultado de un coágulo sanguíneo previo.
Otros factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de la insuficiencia venosa crónica incluyen lesiones en las piernas, envejecimiento, obesidad, períodos prolongados de estar sentado o de pie, así como el embarazo. Estos factores pueden aumentar la presión sobre las venas y afectar la salud de las válvulas venosas, lo que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Síndrome postrombótico
No todos las personas con un coágulo sanguíneo en la pierna desarrollan el síndrome postrombótico. Entre las personas con mayor riesgo de desarrollar dicho síndrome después de un coágulo sanguíneo se incluyen las que han sufrido
Varios episodios de coágulos sanguíneos en la misma pierna
Un coágulo de sangre en la parte superior de la pierna y/o en la región pélvica
Las personas obesas también pueden presentar mayor riesgo de síndrome postrombótico.
Síntomas de insuficiencia crónica
Las personas que sufren de insuficiencia venosa crónica a menudo experimentan hinchazón en las piernas, conocida como edema, que tiende a empeorar hacia el final del día. Este fenómeno se debe a que, al estar de pie o sentado, la sangre debe circular hacia arriba en contra de la gravedad, lo que dificulta su retorno venoso adecuado. Sin embargo, durante la noche, cuando la persona se encuentra tumbada, las venas se vacían más eficazmente y el edema tiende a disminuir.
El edema puede ser asintomático en algunos casos, pero en otros puede provocar sensaciones de congestión, pesadez, dolor, calambres, cansancio y hormigueo en las piernas. Estos síntomas pueden afectar significativamente la calidad de vida de la persona afectada y pueden empeorar con el tiempo si no se tratan adecuadamente. Además puede que aparezcan varices en la pierna.
El edema persistente en las piernas puede llevar a complicaciones adicionales. La piel de la cara interior del tobillo puede volverse escamosa y con picazón debido a la acumulación de glóbulos rojos que se escapan de las venas hinchadas. Esta coloración inusual hace que la piel sea vulnerable, aumentando el riesgo de úlceras, que pueden formarse incluso sin heridas previas. Estas úlceras suelen ser indoloras, pero si se infectan, pueden causar molestias significativas.
Además, el edema severo puede provocar la formación de tejido cicatricial y la retención de líquidos en los tejidos, lo que resulta en un aumento permanente y endurecimiento de la pantorrilla. En estos casos, las úlceras son más probables y pueden ser más difíciles de cicatrizar.
Tratamiento
El tratamiento de la insuficiencia venosa crónica incluye varias medidas para aliviar los síntomas y prevenir complicaciones:
1. Mantener la pierna elevada por encima del nivel del corazón durante al menos 30 minutos, tres veces al día, para reducir la presión en las venas.
2. Utilizar compresión, que puede incluir vendajes elásticos aplicados correctamente, medias de compresión graduada o dispositivos de compresión neumática intermitente. La compresión ayuda a reducir la hinchazón y el malestar.
3. Cuidar las heridas adecuadamente para facilitar la cicatrización de las úlceras de las piernas. Se pueden utilizar diferentes tipos de apósitos, como vendajes impregnados de óxido de zinc o apósitos que proporcionan condiciones húmedas para favorecer la cicatrización.
Es importante tener en cuenta que ni los fármacos ni la cirugía suelen ser eficaces en el tratamiento de la insuficiencia venosa crónica. Sin embargo, en casos de úlceras que no cicatrizan de otra manera, el injerto de piel puede ser una opción. Es fundamental seguir las recomendaciones de elevación de las piernas y de compresión para prevenir la recurrencia de las úlceras.
En cuanto a la prevención, se recomienda mantener un peso saludable, realizar ejercicio regularmente y reducir la ingesta de sodio en la dieta para ayudar a mantener baja la presión arterial en las venas de las piernas. Las personas que hayan sufrido una trombosis venosa profunda deben tomar anticoagulantes para prevenir el síndrome postrombótico, aunque las medias de compresión también pueden ser útiles como tratamiento.
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