La fibrilación atrial es una alteración del ritmo cardíaco, en la cual el corazón late desorganizadamente. Este ritmo desordenado sube la posibilidad de que se formen coágulos en una de las cámaras de éste llamada, el atrio. Estos coágulos se pueden desprender y viajar por el cuerpo, ocasionando una falta de circulación en los órganos vitales, siendo el cerebro el más frecuente. De ahí la relación entre la arritmia y el derrame cerebral, que no es otra cosa que un infarto del cerebro.
Existen tres tipos de fibrilación atrial que están reflejados en las causas de la arritmia: paroxística, persistente y permanente.
- Paroxística: es una fibrilación atrial que aparece y desaparece por sí sola. Esta fibrilación puede presentarse y durar segundos, minutos, horas o hasta varios días, hasta que el corazón se acople de nuevo a su ritmo normal. Los pacientes que padecen este tipo de fibrilación atrial, en la mayoría de los casos, presentan más síntomas. La frecuencia del pulso cardíaco puede pasar de lento a rápido en periodos muy cortos.
- Persistente: significa que la fibrilación atrial no se detiene por sí sola. Este tipo de fibrilación requiere de medicamentos o una descarga eléctrica por medio de la cardioversión, con el fin de que el corazón retome su ritmo regular.
- Permanente: cuando se refiere a permanente quiere decir que la fibrilación atrial no puede solucionarse. Los tratamientos como los medicamentos y descargas eléctricas no ayudan a que el corazón tenga su ritmo normal.
Es importante que los pacientes hagan un control regular sobre el estado de su salud, esta afección puede presentarse espontáneamente, provocando grandes factores de riesgo como la muerte súbita o derrames cerebrales.
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