Actualmente, Puerto Rico presenta una estadística de infartos similar a la de Estados Unidos del 4,2 a 4,5%, sin embargo, en cuanto a enfermedad coronaria, con o sin infarto, los puertorriqueños superan al país norteamericano, ya que, la isla presenta actualmente un 7,1 a 7,5%, mientras que los estadounidenses registran un 4%.
Diana Castañeda
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Actualmente, Puerto Rico presenta una estadística de infartos similar a la de Estados Unidos del 4,2 a 4,5%, sin embargo, en cuanto a enfermedad coronaria, con o sin infarto, los puertorriqueños superan al país norteamericano, ya que, la isla presenta actualmente un 7,1 a 7,5%, mientras que los estadounidenses registran un 4%.
Ante esta significativa cifra, la preocupación aumenta entre los cardiólogos puertorriqueños, pues sumado a esto, se registra una alta incidencia de diabetes e hipertensión en la isla.
Por su parte, el medio Medica Sur expone en su publicación tres niveles de consecuencias establecidas por algunos especialistas:
Consecuencias de pequeña extensión
El músculo cardíaco fue afectado de manera mínima o leve, lo que permite que el paciente lleve una vida normal, en la que debe centrarse en procurar reducir los factores de riesgo que podrían llevarlo a tener un segundo infarto: bajar de peso, tener actividad física, tomar medicamentos, etc.
Consecuencias de gran extensión
Amplias zonas del músculo cardiaco murieron y el corazón tendrá dificultades para irrigar sangre a sí mismo y al resto del cuerpo. Los pacientes ven afectada su vida cotidiana, deben sujetarse a un tratamiento y seguimiento médico cercano e incluso someterse a diversos tipos de cirugía.
Consecuencias fatales
El paciente pierde la vida.
El factor que más afecta en las consecuencias que deja un ataque cardíaco es el tiempo que tarda el paciente en ser atendido.