Aprender a vivir con un cáncer que no desaparece puede ser difícil y muy estresante, ya que causa incertidumbre. Educarse sobre el tipo de leucemia específico que padece la persona, puede ayudar a entender mejor el pronóstico y el tratamiento.
Por: Karen Martínez Robles, MD
En términos generales, la leucemia es un tipo de cáncer que se origina en las células sanguíneas a nivel de la médula ósea, más comúnmente a partir de los glóbulos blancos. Inicia con el mal funcionamiento y transformación de unas cuántas células que, con el tiempo sobrepasan la población de células normales por su capacidad de crecimiento descontrolado. Adicionalmente, las células cancerosas no siguen el ciclo de vida de una célula sanguínea normal, por lo que no mueren en el momento debido y se acumulan en la médula ósea, trayendo como consecuencia la incapacidad de ésta para producir otro tipo de células. Es por esto que, los pacientes que sufren de leucemia pueden presentar dificultad para combatir las infecciones por falta de glóbulos blancos, para controlar un sangrado por falta de plaquetas o llevar oxígeno a los tejidos por falta de glóbulos rojos, dependiendo de cada caso. Así mismo, estas células cancerosas pueden posteriormente diseminarse hacia el torrente sanguíneo alcanzando otros órganos como el bazo o el hígado, alterando también el funcionamiento de éstos.
Ahora bien, según las características microscópicas y los signos y síntomas presentados por el paciente, las leucemias pueden clasificarse como agudas o crónicas. En el caso de las leucemias agudas, como su nombre lo dice, se manifiesta de forma aguda, es decir que en corto tiempo el paciente refiere síntomas como fatiga, fiebre, sangrados, dolor articular, entre otros, ya que las células se multiplican con mucha rapidez dando lugar a formas inmaduras, lo cual puede definirse gracias a sus características estructurales. Por otro lado, hablamos de una leucemia crónica cuando las células cancerosas han madurado parcialmente y en estructura, puede decirse que se asemejan más a una célula sanguínea normal, aunque no del todo, por lo que no ejercen adecuadamente su función. Adicionalmente, en cuanto al curso de la enfermedad, las leucemias crónicas suelen ser más lentas, por lo que los pacientes pueden vivir muchos años con la enfermedad sin notar ningún síntoma. No obstante, las leucemias crónicas suelen ser más retantes a la hora del tratamiento.
Por último, la clasificación histológica de cada una de las leucemias dependerá de su línea celular de origen dividiéndose en linfocítica o mieloide, que a su vez se distinguen entre sí por otros factores como edad de presentación, genes asociados, signos y síntomas característicos e incluso, pronóstico.