Cuando hacemos ejercicio, nuestros vasos sanguíneos se agrandan, lo que permite que fluya más oxígeno, nutrientes y factores de crecimiento hacia el área afectada.
Dicha condición afecta adversamente no solo a las arterias coronarias sino también a todas las otras estructuras anatómicas cardíacas.
Probablemente los has sentido: esos dolores en músculos que ni siquiera sabías que tenías, y que aparecen después de hacer ejercicio.