Como en la canción infantil, cinco monitos saltan en una incubadora del Instituto de Neurociencia en la ciudad china de Shanghái.
Como en la canción infantil, cinco monitos saltan en una incubadora del Instituto de Neurociencia en la ciudad china de Shanghái. Chillan, se abrazan, se tiran del pelo e inspeccionan la urna de cristal. Distan mucho de ser unas crías vulgares de su especie. Además de ser clones, ejemplares genéticamente iguales, han sido modificados con «tijeras» genéticas para sufrir una serie de patologías relacionadas con el ritmo circardiano, el ciclo que regula el reloj biológico y que, básicamente, nos dicta cuándo debemos alimentarnos y cuándo debemos dormir. En ellos no funciona bien. No solo duermen menos, sino que incluso han mostrado comportamientos depresivos y cercanos a la esquizofrenia.
La investigación, dada a conocer en dos artículos publicados en la revista científica china «National Science Review», puede suscitar un profundo debate ético por el bienestar de unos animales tan cercanos a nosotros, pero sus autores defienden su objetivo final. Según ellos, este tipo de estudios puede ayudar a conocer mejor varias enfermedades humanas, desde trastornos cerebrales a cáncer. Y no solo eso, la disponibilidad de una población de macacos «a la carta» podría, precisamente, reducir el número de ejemplares que actualmente se utiliza en investigación biomédica.
Los cinco primates llegaron al mundo el pasado año gracias al método de transferencia nuclear de células somáticas, el mismo que se empleó con «Zhong Zhon» y «Hua Hua», los primeros monos clonados el pasado año, y con la famosa oveja «Dolly» hace veinte años. En la primera clonación de monos, se utilizaron fibroblastos, células cutáneas diferenciadas, de un feto abortado. Aquí, los fibroblastos provenían de un mono adulto al que previamente se le había eliminado con la técnicaCrispr/Cas9 un gen (BMAL1) que codifica proteínas implicadas en la regulación de los ritmos circadianos. El donante fue seleccionado de entre un grupo de individuos, todos modificados, por tener los fenotipos de patologías más graves.
Los investigadores extrajeron el núcleo de un ovocito de mono y lo reemplazaron con otro núcleo del fibroblasto del donante. Este óvulo reconstruido se convirtió en un embrión que portaba los genes del núcleo de reemplazo. Después, fue transferido al útero de una hembra sustituta que dio a luz al clon. Esa fue la fórmula.
Diabetes y cáncer
El resultado es que estos monos «de diseño» exhibieron una amplia gama de trastornos circadianos, entre los que se incluyen la reducción del tiempo de sueño, un aumento de la actividad nocturna, cambios en las hormonas sanguíneas, mayor ansiedad y depresión, y hasta conductas similares a la esquizofrenia. «El trastorno del ritmo circadiano podría llevar a muchas enfermedades humanas, como trastornos del sueño y neurodegenerativos, diabetes mellitus y cáncer, por lo que nuestros monos sin BMAL1 podrían utilizarse para estudiar sus orígenes, así como tratamientos terapéuticos», señala Hung-Chun Chang, coautor del estudio e investigador del Instituto de Neurociencia de la Academia China de Ciencias.
No solo eso. Para Qiang Sun, también responsable del artículo y director de la Instalación de investigación de primates no humanos en el mismo centro, la clonación de monos editados genéticamente podría ser útil para crear «modelos para muchas enfermedades genéticas, incluidas patologías cerebrales, trastornos inmunes y metabólicos, y cáncer». Los investigadores planean continuar mejorando la técnica para aumentar la eficiencia de la clonación, con la esperanza de que se generen más clones de macacos con mutaciones genéticas causantes de enfermedades en los próximos años.
Bienestar animal
De los cinco clones nacidos, cuatro viven «muy bien» en la actualidad. Uno murió hace unas semanas debido a un fallo respiratorio después de que el estudio fuera aceptado para su publicación. «La tasa de supervivencia de los monos recién nacidos normales es de alrededor del 65%, por lo que el deceso no es sorprendente», explica a ABC en un correo electrónico Mu-ming Poo, director del Instituto de Neurociencia, quien no descarta que el procedimiento de la edición genética haya «reducido el sistema inmunológico del mono».
La investigación con monos vuelve a la actualidad después de que otro científico chino, He Jiankui, conmocionará al mundo al saltarse todas las normas y anunciar los dos primeros bebés modificados genéticamente. Aunque utilizar primates en experimentación también puede plantear un dilema ético, los científicos aseguran seguir estrictas directrices internacionales al respecto. Según explican, esta línea de investigación ayudará a reducir la cantidad de macacos que se utilizan actualmente en biomedicina en todo el mundo. «Sin la interferencia de los antecedentes genéticos, un número mucho menor de monos clonados que portan fenotipos de enfermedades puede ser suficiente para las pruebas», asegura Poo, al tiempo que recuerda que no todas las afecciones humanas se pueden estudiar con buenos resultados en modelos de ratón. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las patologías cerebrales.
A diferencia de «Zhong Zhon» y «Hua Hua», estos nuevos clones no han sido «bautizados». Les llaman de B1 a B5. Quizás así sea menos fácil encariñarse con ellos.