Los tratamientos con fagos se destacan por su personalización y adaptabilidad, ofreciendo una alternativa segura y eficaz en la lucha contra infecciones bacterianas.
Por: Jose Ibraim Alape
Los bacteriófagos, conocidos comúnmente como fagos, son microorganismos invisibles a simple vista que han existido en la naturaleza durante miles de millones de años. Estos virus son expertos en una tarea específica: infectar bacterias y utilizarlas como huéspedes para su reproducción o aniquilación.
Durante mucho tiempo, los fagos pasaron desapercibidos en la búsqueda de soluciones médicas, eclipsados por los antibióticos convencionales. Sin embargo, en un mundo que busca la medicina personalizada, los fagos han resurgido como terapias prometedoras para enfermedades no infecciosas.
Fagos como reguladores a la salud humana
Según un artículo publicado en la revista Science, investigadores del Instituto Weizmann en Israel plantean las posibilidades de los fagos, virus que atacan a las bacterias, como reguladores de la salud humana. Se ha descubierto que enfermedades como el cáncer, la obesidad, la diabetes y los trastornos neurológicos están relacionadas con desequilibrios en la población de bacterias que habitan en nuestro cuerpo. Los fagos podrían ser una herramienta para restablecer dicho equilibrio.
En el estudio realizado por Eran Elinav y su equipo demostró que una terapia de fagos administrada oralmente en ratones con intestino irritable fue capaz de controlar una cepa de la bacteria Klebsiella pneumoniae y aliviar los síntomas de la enfermedad.
Ventajas y desafíos de los tratamientos con fagos
Los tratamientos con fagos presentan varias ventajas notables. La personalización permite dirigir los fagos hacia bacterias específicas, y la utilización de biobancos de fagos caracterizados agiliza el proceso. Además, la biología sintética se emplea para modificar fagos naturales y adaptarlos a las necesidades del paciente, incluso en caso de mutaciones bacterianas.
De acuerdo con el equipo de Elinav destaca que cada tipo de virus es enemigo específico de un tipo de bacteria, que vez seleccionados, los fagos solo atacan a la población de bacterias que está generando el desequilibrio "minimizando el daño a la microbiota circundante".
Sin embargo, a pesar de sus ventajas, los fagos como terapias plantean desafíos regulatorios únicos. Su naturaleza biológica viva y la necesidad de combinar múltiples fagos hacen que se requiera una regulación especial. Se destaca la seguridad de estos tratamientos, ya que los fagos infectan bacterias, no células humanas, lo que sugiere su bajo riesgo para los pacientes.
¿Cuál es la función de los bacteriófagos?
La función principal de los bacteriófagos, o simplemente fagos, es infectar y replicarse en bacterias. Son virus especializados en bacterias y, como tal, tienen un ciclo de vida específico. En la naturaleza, los fagos desempeñan un papel importante en la regulación de las poblaciones bacterianas. Al infectar y matar bacterias, ayudan a mantener el equilibrio ecológico en los ecosistemas microbianos.
Cabe resaltar que la función principal de los bacteriófagos es infectar y replicarse en bacterias, lo que puede tener un impacto en la regulación de poblaciones bacterianas y en la investigación médica para el tratamiento de infecciones bacterianas.
Desafíos regulatorios en el desarrollo de terapias con fagos
De acuerdo con la investigación sobre fagos requiere más investigación básica y ensayos clínicos en humanos. El grupo de Elinav destaca la necesidad de una regulación especial debido a las diferencias entre los fagos y las medicinas tradicionales. Por ejemplo, en el caso de los tratamientos combinados contra el cáncer, se requieren pruebas de eficacia de cada componente por separado, lo cual podría no ser exitoso con los fagos debido a la resistencia que las bacterias podrían desarrollar. Por lo tanto, las combinaciones de fagos son necesarias para tener éxito.
Para finalizar, en términos de seguridad, se cree que estos tratamientos son seguros debido al uso de fagos como medicina durante más de un siglo y al hecho de que infectan bacterias, no células humanas.