Las causas comunes de este problema lo pueden ser: envejecimiento, enfermedad de Alzheimer, esclerosis lateral amiotrófica, entre otros.
Por: Ángel Luis Landrón Landrón, MPH, LND
La deglución o tragado, es el proceso que permite que una sustancia pase de la boca hacia el estómago. Los problemas anatómicos y/o nerviosos, crean una alteración en el paso normal de los alimentos. Cada deglución requiere de 5 a 10 segundos y tres fases para completarse: fase oral, fase faríngea y fase esofágica. Al momento de la deglución todo debe ser adecuado para evitar asfixia y/o desvió al pulmón.
Las causas comunes de este problema lo pueden ser: envejecimiento, enfermedad de Alzheimer, esclerosis lateral amiotrófica, parálisis cerebral, accidente cerebrovascular (CVA), enfermedad pulmonar obstructiva crónica, labio o paladar hendido, inflamación esofágica, parálisis del sistema digestivo (gastroparesis), reflujo gastroesofágico (GERD), síndrome de Guillain-Barré, trauma de la cabeza, meningitis, esclerosis múltiple, distrofia muscular, enfermedad de Parkinson, neumonía con antecedentes de aspiración, trastornos pulmonares, lesión de la médula espinal, cáncer o lesión de garganta o lengua, entre otras. Los signos de posible disfagia incluyen tos con las comidas, asfixia, babeo o acumulación de alimentos. Estos problemas por largo tiempo pueden provocar una pérdida de peso, deficiencias de nutrientes, desnutrición calórico-proteico y deshidratación.
Si el paciente o usted, tiene problemas de deglución, tenga en mente tratar de alcanzar estos objetivos mínimos:
- Apoye la independencia al comer siempre que sea posible.
- Favorezca el mantenimiento o el aumento de peso, si se ha disminuido.
- Proporcione alimentos que estimulen el reflejo de deglución como flan, puré o gelatinas.
- Proporcione alimentos humedecidos o bebidas espesas para una hidratación adecuada.
- Para personas que tienen secreciones orales viscosas o boca seca, licue los alimentos antes de servirlos agregando caldo, jugo o agua.
- Evite los líquidos y bebidas extremadamente calientes o fríos.
- Cuando haya una sensación oral reducida, coloque los alimentos en el área más sensible y use alimentos fríos.
- Favorezca la facilidad de alimentos según las necesidades, preferencias y el nivel de consistencia del paciente (blanda, desmenuzada, liquido tipo miel, entre otros). Este nivel de consistencia va cambiando y tiene que ser evaluado de tanto en tanto por el profesional de la salud como el médico, patólogo del habla y lenguaje o el nutricionista y dietista.
- Prevenga el atragantamiento y la aspiración de alimentos y bebidas como: jugos y alimentos ácidos, alimentos secos o crujientes como galletas saladas y papas fritas, pescado con huesos, carnes masticables como el bistec, alimentos pegajosos como mantequilla de maní o guineo, alimentos en puré fino que se aspiran fácilmente, bebidas excesivamente dulces que agravan el babeo, bebidas carbonatadas, pan seco en sándwiches, palomitas de maíz, cereales de salvado, nueces, puré de papa seco, requesón, maíz, apio, piña, otras frutas o hortalizas con piel o pulpa fibrosa entre otros.
- Evite la aspiración mediante una selección cuidadosa de alimentos y bebidas, como alimentos espesos y blandos en puré en lugar de líquidos diluidos. Para esto puede utilizar algún tipo de producto comercial recomendado por el profesional de la salud.
- Para la saliva espesa y las náuseas, puede ser útil la saliva artificial como la glicerina de limón.
- Los jugos de papaína o cítricos pueden ser útiles para diluir las secreciones.
- No se deben utilizar hierbas y suplementos botánicos sin consultarlo con el profesional de la salud.
- Es importante recalcar que ningún suplemento o dieta puede curar la disfagia.
Para cualquier duda o pregunta, consulte con su profesional de la salud entre su médico, patólogo del habla y lenguaje o el nutricionista y dietista.