Personas discapacitadas son la mayor minoría en EEUU

Cerca del 25% de la población de Estados Unidos y el 22% de la población de Puerto Rico enfrentan desafíos significativos debido a la discapacidad, aseguran informes.

Juan A. Hernández

    Personas discapacitadas son la mayor minoría en EEUU

    De acuerdo con las encuestas del “Behavioral Risk Factor Surveillance System” (BRFSS) casi el 25% de las personas en Estados Unidos (1 de cada 4) tienen al menos un tipo de discapacidad.

    “Esto hace que las personas con discapacidad sean el grupo minoritario más grande en Estados Unidos”, aseguró el doctor Franz Castro, investigador asociado del Centro de Investigaciones de Salud para discapacidades de Johns Hopkins.

    A partir de ese dato se plantea entonces la necesidad de identificar a las personas con discapacidad a nivel poblacional para desarrollar las políticas, no sólo de salud, sino, también las socioeconómicas –vivienda, transportación y otros.

    En el contexto de la salud pública, uno de los problemas principales que enfrentan las personas discapacitadas es la falta de datos a nivel poblacional para poder planear políticas de salud en torno a su situación.

    En Puerto Rico, de acuerdo con el Informe Anual del Estado de la Discapacidad de 2018, la tasa de prevalencia de la población con discapacidad en el desarrollo para todas las edades fue de 22%. No obstante, para la doctora Carol Salas Pagán, Catedrática Asociada de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas (RCM), el número de personas en la isla con algún tipo de discapacidad va en aumento.

    Los comentarios de Salas Pagán y Castro tuvieron lugar durante el foro “La discapacidad y sus desafíos en la salud pública”, en la VI Conferencia Puertorriqueña de Salud Pública”, auspiciada por la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencia Médicas.

    “Las personas con discapacidades en Puerto Rico enfrentan desafíos extraordinarios en la vida diaria”, dijo al referirse al acceso limitado de estas personas a atención médica básica, acceso a equipos de tecnología, oportunidades de empleo viables y transportación, entre otros.

    Salas Pagán definió una discapacidad en el desarrollo como una condición atribuible a un impedimento mental o físico, o a una combinación de ambos, que se manifiesta antes de los 22 años, y la cual es probable que continue indefinidamente, según estipulado en la legislación federal. Dicha legislación considera, además, que la persona con una discapacidad del desarrollo “tiene una limitación sustancial funcional en tres o más de las siguientes áreas: cuidado propio, lenguaje receptivo o expresivo, aprendizaje, movilidad, autodeterminación, capacidad para la vida independiente y autosuficiencia económica”.

    Recientemente, el Instituto Nacional para la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) designó a las personas con discapacidades como un grupo que enfrenta disparidades en el área de la salud, lo que añade un nuevo renglón de disparidad.

    Salas Pagán aseguró que las personas con discapacidad a menudo son desatendidas por los sistemas de salud y experimentan profundas inequidades en la accesibilidad a servicios adecuados e integrados.

    Castro reconoció, sin embargo, que se han experimentado algunos avances, como la aprobación de la Ley ADA (Americans with Disabilities Act). Pero puntualizó sobre la necesidad de medir el alcance y efectividad de dichos avances.

    “Necesitamos datos que nos ayuden a entender cual es el panorama para las personas con discapacidad que viven en la intersección de discapacidad y estatus de inseguridad social, de discapacidad y pobreza, de discapacidad y pertenecer a la comunidad LGBTQ… y las personas que viven en la intersección de discapacidad y diferentes grupos minoritarios”, recalcó Castro.

    De acuerdo con el investigador es necesario, además, poder cuantificar el progreso e identificar las disparidades a través del tiempo.

    Castro planteó la necesidad de cambiar el acercamiento salubrista que se le ha dado hasta ahora el tema de la discapacidad. “Bajo este modelo médico se piensa erróneamente que discapacidad es sinónimo de enfermedad… Eso no es cierto,” arguyó Castro.

    El investigador aseguro que se ha iniciado un cambio de paradigma en términos del acercamiento y la medición de la discapacidad hacia el modelo social, “aunque no estamos todavía en un modelo social porque las preguntas se basan grandemente en limitaciones funcionales”. 

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