Obamacare: enormes retos para la comunidad médica puertorriqueña

Medicina y Salud Pública

    El nuevo sistema de salud pública de Estados Unidos bautizado como “Obama Care”, plantea enormes retos a la comunidad médica puertorriqueña. En medio de un ambiente de alguna incertidumbre la expectativa es que este esquema debe mejorar la calidad de la salud en la isla, al implantarse aquí estrategias de calidad adoptadas en el territorio continental. Sin embargo, también propone exigencias a los médicos locales que probablemente tendrán que certificarse como parte de las agrupaciones profesionales que dictan pauta en Estados Unidos. Informes aun muy fluidos sobre el tema, anticipan que será una exigencia la participación en estas agrupaciones para poder lograr acceso a la cobertura de fondos federales de los programas de salud nacionales. En algunos casos si lo médicos no logran estas acreditaciones podrían tener que participar en grupos locales que los ostenten para poder seguir ejerciendo la profesión de manera viable.

    Además la clase médica local deberá sumarse al uso de los registros electrónicos para poder seguir ejerciendo y deberá adaptarse a nuevos sistemas que demandarán una integración de servicios. Los profesionales de la salud en la Isla tienen por lo tanto el reto de copiar el concepto de integración, que ya está presente en centros de salud locales que funcionan con fondos federales. La Isla recibirá 5,400 millones de dólares adicionales, al incrementarse la inversión de Medicaid de 220 millones anuales a 880 millones de dólares. Pero el Obamacare no aplicará a la Isla en cuanto al mandato para que los patronos privados compren un plan médico para sus empleados.

    Tampoco se ampliará la cantidad disponible del Medicaid ni se revisará como en Estados Unidos el nivel de pobreza para incluir en la cubierta a toda persona que gane menos de 16,000 dólares anuales. El País invierte 12,500 millones de dólares anuales en el conjunto total de los servicios sanitarios. Esto incluye a los planes médicos privados comerciales, el sistema estatal Mi Salud y la aplicación de servicios de salud provenientes del gobierno federal. A pesar de todo este dinero, no estamos en los primeros lugares de Estados Unidos o del mundo en efectividad. Debemos de hecho estar conscientes que tuvimos en el pasado una mejor estrategia salubrista y que hace décadas con muy limitados recursos económicos llegamos a ser el País número 14 en el mundo en índices importantes de salud pública”.

    Lamentablemente desmantelamos brillantes conceptos creados por verdaderos genios de la salud pública y hemos dejado a los políticos determinar asuntos que debieron haber sido decididos por médicos y salubristas. Difícilmente podamos volver atrás, pero mirando al futuro con la confianza de siglos de adelanto tecnológico y científico, reconociendo lo que hicimos antes y fundamentados en la capacidad de jóvenes y maduros profesionales, sin desanimo, con esfuerzo, imaginación y amor a los pacientes y a nuestro país, podemos aspirar a un futuro luminoso.

    Hasta la próxima,

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