Estados Unidos invierte un promedio de $9,536 per cápita en servicios de salud mientras que Puerto Rico invierte $3,065 aproximadamente una tercera parte
Puerto Rico siempre ha tenido un sistema de salud pese a que el derecho a la salud no está estipulado en la Constitución de nuestro país. La sección 20 de la Carta Magna que trataba sobre derechos sociales fue eliminada por el Congreso estadounidense en 1952. Sin embargo, el gobierno de la isla desde la época de dominación española siempre se encargaba de la prestación de los servicios de salud a la población.
Para la fecha de la invasión norteamericana en 1898, los alcaldes eran los encargados de proveer estos servicios contratando a médicos generalistas para brindar la atención sanitaria y los tratamientos que la población requiriera. Tiempo después, el Dr. Guillermo Arbona estableció en la década del 1960 el sistema regional de salud en el país. Entonces teníamos un sistema de salud dual: uno para los pobres y otro para los pudientes. Pero todos los pacientes tenían acceso a los servicios de salud.
El sistema proveía el que los pacientes pudieran ser referidos por los Centros de Diagnóstico y Tratamiento que estaban localizados cerca de su hogar, al Hospital de Área, luego al Hospital de Distrito y finalmente al Centro Médico de Puerto Rico en San Juan. Bajo ese sistema de regionalización había un equilibrio entre la periferia y el Centro Médico. Los pacientes eran referidos de acuerdo a su enfermedad, no a su capacidad de pago. En 1994 bajo la Reforma de Salud se estableció un sistema de salud único en el que se privatizaron todos los servicios de salud. Es decir, la salud se trasladó al sector privado. Bajo este nuevo sistema, el gobierno paga paga por los servicios médicos brindados a los pacientes médico-indigentes por medio del plan de cubierta de salud de una aseguradora de salud privada.
Teniendo en cuenta lo mencionado, el 95 - 96% de la población posee una cubierta de salud. Una situación ajena a Estados Unidos, ya que el país no cuenta con un sistema de salud. En la nación norteamericana, la salud no es un derecho constitucional y solo los pacientes con buenas condiciones económicas tienen un plan de salud. Por ello, la población menos favorecida reciben sus tratamientos en los hospitales públicos bajo el Plan Medicaid aprobado en 1965 por el Presidente Lyndon B. Johnson. Las otras poblaciones que reciben tratamiento médico son los indígenas, los veteranos de guerra y los confinados.
Hasta la presidencia de Barack Obama se estimaba que había alrededor de 40 millones de norteamericanos sin un plan de cubierta de salud. Al aprobarse el Plan Obamacare en el 2010 la población de no asegurados se redujo marcadamente y al presente todavía existen 12% de norteamericanos que no tienen un plan médico. En Puerto Rico solo 5% de la población no tiene un plan de salud.
Estados Unidos invierte un promedio de $9,536 per cápita en servicios de salud mientras que Puerto Rico invierte $3,065-- una tercera parte de la inversión de Estados Unidos. La inversión en Puerto Rico equivale al 10.5% del Producto Domestico Bruto (PDB) y la inversión en Estados Unidos equivale al 18% del PDB. Para el 2025 se estima que el gasto en salud en Estados Unidos aumentará a 20% del PDB. La longevidad de la mujer y hombre puertorriqueños es superior a la del norteamericano a pesar de la baja inversión per cápita en Puerto Rico y a los niveles de pobreza más altos que en los Estados Unidos.
Sin embargo, la falta de sistema de salud en ese país, ha propiciado grandes disparidades en el costo de los recursos y la atención sanitaria en los diferentes estados de la nación, a pesar de que algunos tratamientos son innecesarios o de poco valor terapéutico. Por años, -debido al alto costo de los servicios de salud- médicos estadounidenses han propuesto que se establezca un sistema de pagador único en ese país o lo que se conocería como Medicare para toda la población como ocurre en Canadá, Inglaterra, España y otros países.
El alto costo de los servicios médicos en Estados Unidos ha movido a tres compañías gigantescas en la economía norteamericana a crear una compañía sin fines de lucro para lidiar con ese problema. Se trata de Amazon, J.P. Morgan y Berkshire Hathaway lideradas por sus respectivos CEO’s-- Jeff Bezos, Jamie Dimon y Warren Buffet. Amazon recientemente rebasó la cifra de un trillón de dólares en el mercado de valores, aunque ya Apple lo había logrado. El propósito de la creación de la compañía sin fines de lucro es reducir el costo en salud para sus 1.2 millones de empleados y posiblemente más adelante para todos los norteamericanos. Sin duda una encomienda loable pero originada en el sistema capitalista de maximizar las ganancias de las respectivas compañías.
Esos tres gurús del capitalismo seleccionaron y nombraron al doctor Atul Gawande para dirigir esa empresa. Su sueldo no ha sido divulgado. Pero, ¿quién es el doctor Gawande?
El doctor Gawande es un cirujano general y endocrino de 53 años, también es profesor de Cirugía en la Escuela de Medicina de Harvard. Tiene tres hijos y vive en Newton, Massachusetts. Nació en Estados Unidos, de padres médicos oriundos de India: su padre urólogo y su madre pediatra. Es autor de los libros: “Complications, Better”, “The Checklist Manifesto” y “Being Mortal”. De éstas obras, el “Checklist Manifesto” está orientado a reducir los errores en la sala de operaciones sugiriendo un listado que comienza con la identificación del paciente, su cirujano, la operación que se le va a realizar, si necesitará transfusiones de sangre y si se tienen todos los instrumentos necesarios para llevar a cabo el procedimiento quirúrgico. El sistema es parecido a lo que se utiliza en aviación, en el que el piloto debe verificar el equipo antes de comenzar el vuelo.
Además, ha escrito en el diario New Yorker sobre temas cómo el tratamiento innecesario afecta a los pacientes física y financieramente.
En mi opinión el mejor libro del doctor Gawande es “Being Mortal”, escrito en el 2014, en el que discute los últimos años de la vida del ser humano, sus preferencias de dónde y cómo vivir, cómo preservar su libertad y qué hacer en esa etapa de la vida. Además, discute el costo de los servicios de salud en el último año de la vida.
También vale la siguiente la aclaración: el doctor Gawande no es administrador de salud ni tiene experiencia administrando grandes empresas. Eso hace que su trabajo sea más retante e interesante. Sin embargo, como cirujano es una persona muy práctica que exige de sí y de otros profesionales que demuestren los resultados del tratamiento, su efectividad, el beneficio al paciente y a qué costo. Por su capacidad intelectual y su trasfondo familiar posee una visión de cómo se debe transformar el modelo de cuidado que se utiliza en Estados Unidos entendiendo las necesidades básicas del paciente en cada una de las diferentes etapas de la vida. La búsqueda de un sistema que atienda esas necesidades básicas nos llevará a lograr unas eficiencias y una mejor efectividad en el tratamiento que ayudará a mejorar la calidad de vida y a la reducción en los costos.
Su encomienda como CEO de la nueva compañía es una gigantesca. Se desconocen sus planes al respecto, pero yo no descarto que el doctor Gawande recomiende que se establezca un sistema de salud para todo Estados Unidos o se adopte el plan de pagador único---Medicare para toda la población. Se avecinan tiempos interesantes en la práctica de la medicina en Estados Unidos. Ante la ausencia de alguien en los Estados Unidos que esté tratando de crear algo nuevo y que tenga el respaldo económico, político y profesional que se necesita para el inmenso reto que esto representa, ésta es la única persona en que podemos confiar.
Le deseo el mayor de los éxitos al doctor Atul Gawande en esta nueva y complicada empresa.
¡¡Voy a él y pago triple!!
Enrique Vázquez Quintana, MD