El cáncer de pulmón no es solo cosa de hombres

La incidencia del cáncer de pulmón no deja de crecer entre las mujeres (y no solo entre las fumadoras). Pensar que se trata de un tumor "masculino" es un error que puede llevarles a un retraso del diagnóstico.

Medicina y Salud Pública

    El cáncer de pulmón no es solo cosa de hombres

    La incidencia del cáncer de pulmón no deja de crecer entre las mujeres (y no solo entre las fumadoras). Pensar que se trata de un tumor "masculino" es un error que puede llevarles a un retraso del diagnóstico.

    La tos y el dolor de pecho pueden ser síntomas de cáncer de pulmón.

    Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública

    La mortalidad por cáncer de pulmón en Europa ha disminuido un 10% en hombres pero ha aumentado hasta un 7% en mujeres.

    De hecho, es el tumor que más muertes femeninas se cobra después del de mama y el de colon. Estas cifras tan desalentadoras son la consecuencia del inicio en el hábito del tabaco entre las mujeres de los 60 y 70.

    ELLAS SON MÁS SENSIBLES AL HUMO DEL CIGARRILLO

    Que fumar es la causa de que desde los 90 hayan aumentado año tras año los casos de cáncer de pulmón en mujeres es una realidad.

    Pero este aumento no solo se justifica por el consumo estricto de tabaco, sino porque, según se ha demostrado, la mujer es más sensible a los tóxicos del cigarrillo que el hombre.

    Además, según la Asociación para la Investigación del Cáncer de Pulmón en Mujeres (ICAPEM) se dan más casos de este tipo de tumor entre no fumadoras o poco fumadoras que entre no fumadores, lo cual indicaría que tenemos más predisposición que ellos también por causas genéticas, hormonales y metabólicas.

    Sintomatología

    La sintomatología suele ser diferente en cada uno de los individuos, esta malignidad no suele presentar señales o indicios específicos sino cuando la patología ya presenta un estadio crónico y de gran avance, los síntomas en esta etapa de la enfermedad son:

    • Tos persistente o que empeora.
    • Dolor en el pecho.
    • Dificultad para respirar.
    • Sibilancias.
    • Tos con sangre.
    • Sensación de cansancio persistente.
    • Pérdida de peso sin causa aparente.

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    A medida que el tumor crece e interfiere con las funciones normales del pulmón pueden aparecer estos síntomas. Conviene ir cuanto antes al médico para descartar que no se trate de un cáncer.

    • Tos continua que empeora y no se va. Es el síntoma más común en el cáncer de pulmón y se produce por compresión de los bronquios o la tráquea. Los cambios en la tos también deben alertarnos.
    • Toser sangre. Ocurre porque el tumor puede provocar una herida en las vías aéreas, aunque la causa de este síntoma suele ser una infección respiratoria como la tuberculosis.
    • Pitos y neumonías de repetición porque hay una obstrucción de las vías aéreas bajas.

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    • Dolor torácico y dificultad para inspirar aire por afectación de la pleura y las costillas a causa del tumor.
    • Dificultad para tragar por compresión del esófago. Si se comprime alguno de los nervios internos también puede haber ronquera o afonía por parálisis de las cuerdas vocales, dificultad para respirar también por parálisis del diafragma, caída del párpado, debilidad de un brazo...

    Si te cuesta respirar, informa a tu médico

    • Hinchazón de la cara. Cuando el tumor afecta a las grandes venas internas puede dificultar que la sangre de la cabeza retorne al corazón correctamente y se produzca esta hinchazón de la cara.
    • Si el cáncer está más desarrollado puede haber pérdida de apetito y peso, así como fiebre.

    LO QUE GANAS ABANDONANDO ESTE HÁBITO

    Nunca es tarde para dejarlo. El riesgo de padecer cáncer de pulmón disminuye cuando dejas el hábito: 10 años después de dejar de fumar, los ex fumadores han reducido el riesgo a la mitad.

    Fumar dispara el riesgo de padeder enfermedades respiratorias, como por ejemplo el enfisema pulmonar, la bronquitis crónica y la neumonía.

    ¿Y si ya se sufre el tumor? Fumar durante el tratamiento reduce su efectividad y empeora los efectos colaterales. Mientras que abandonar el hábito reduce el riesgo de una recaída.

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